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Aceptar la imperfección

  • Foto del escritor: maiteespeleta
    maiteespeleta
  • 5 jun
  • 1 Min. de lectura

Cuando reconocemos nuestras limitaciones podemos asumir la responsabilidad de hacer verdaderos cambios en nuestra vida.


Lo difícil de escribir sobre cómo aceptar la imperfección, es que cuesta encontrar un principio perfecto. Uno le da vueltas a las frases y a las palabras sin que ningún resultado le satisfaga del todo.


Entonces aparecen preguntas como: ¿Será que tengo un mal día? o ¿Seré demasiado exigente? y corro el riesgo de acabar abandonando o creyendo que uno no sirve para escribir.


Al buscar la perfección se pone el listón tan alto que cuesta mucho llegar a estar satisfecho. Se acumulan, entonces, sensaciones desagradables de frustración y lo que originalmente era un impulso de autosuperación puede convertirse en un obstáculo. Hay tendencia a evaluar la propia valía según la balanza de éxitos y fracasos obtenidos, existe mucho miedo a cometer errores. Por ello, a veces se prefieren evitar las situaciones en que no se tiene la seguridad de hacer un buen papel, y así perdemos grandes oportunidades.


Sin embargo, las imperfecciones y los fracasos, contrariamente a lo que se cree, también pueden ser productivos, nos permiten aprender y mejorar.


Aceptar la imperfección debería ser un punto de partida para realizar cambios, sin retroceder ni rebelarse ante las limitaciones, pero tampoco exigiéndose imposibles.


Como dijo un muy buen amigo mío: ¡LA IMPERFECCIÓN ES BELLA MAITE!


Y que razón tienes… ¡esta frase es mi frase!

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